Jeremías James está en una bicicleta fija junto a Federico Gattoni. Sonriendo para la foto que subió en su cuenta oficial de Instagram. Y eso genera buenas sensaciones pensando en lo que es su recuperación producto de una rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda que sufrió el 9 julio, en el clásico frente a Boca disputado en el Pedro Bidegain.
No obstante, aunque la foto transmita optimismo, el defensor de 21 años todavía deberá reiniciar paulatinamente su rehabilitación. Dada la gravedad de la lesión, todavía no tiene fecha de finalización más allá de que esperan verlo de vuelta en las canchas para marzo del 2023, según lo que dijo el propio Rubén Insúa hace algunos días en una entrevista.
Mientras tanto, James está arrancando de a poco, siguiendo con su puesta a punto en la Ciudad Deportiva cumpliendo con cada uno de ejercicios estipulados. En los últimos días viene intensificando gradualmente trabajos livianos para fortalecer la zona afectada, siempre monitoreado por los profes y el cuerpo médico.
En San Lorenzo creen que no tiene sentido alguno acelerar el tratamiento porque no hay forma de que llegue a la par de sus compañeros a la pretemporada que se viene en enero y además Insúa, quien lo utilizó como titular en los primeros partidos del campeonato, hoy por hoy tiene el puesto bien cubierto con Gattoni, Zapata, Hernández y Campi, al que contrataron por su baja.
Aún así, esa foto genera esperanza. Es un guiño a futuro para un juvenil que la rompió durante la última pretemporada de verano y que en el momento que empezaba a estabilizarse en Primera, como después lo hicieron varios en el ciclo del Gallego, se rompió los ligamentos cruzados y lo obligó a meterle un freno a su auspiciante aparición.