Diego Monarriz fue contratado por San Lorenzo a mediados del 2018 para hacerse cargo de la Reserva. Sin embargo, como las cosas en Primera no funcionaron, fue la rueda de auxilio en tres momentos distintos: dirigió al plantel profesional luego de las salidas de Biaggio, Almirón y Pizzi. Tras la partida del DT campeón del 2013, terminó su ciclo tras diez compromisos, de los que ganó cuatro, empató dos y cayó en los cuatro restantes.
“Mi experiencia fue extraordinaria y con muchas presiones íntimas. Siempre tuve el apoyo del club, la Comisión Directiva y los futbolistas. Tanto Tinelli como Lammens me ratificaron que era el DT y estaban convencidos de mi rol. Pero nunca tuve dudas de que lo mío iba a ser tomado como un interinato ante la gente“, comentó en diálogo con Club Octubre.
Luego del partido contra Racing, en el que San Lorenzo cayó en el Nuevo Gasómetro por 1-0, se terminó de oficializar su salida. “La institución me bancó a morir, pero llegó un momento que me dejó de hacer bien. Me pude haber quedado, pero lo estaba sufriendo porque se decían muchas cosas y preferí dar un paso al costado“, manifestó.
Más de esto, Monarriz se siente agradecido por el trato que tuvo la dirigencia con él: “Me dieron todo y me dejaron seguir perteneciendo manejando la Reserva. Me tocó un día estar un día con 35 mil personas y después empezar a dirigir en Paraná contra Patronato. Ahí se cortó el torneo. Pero hay cosas que nadie me las saca de la cabeza. A veces me levanto y pienso si estuve soñando”.
Por último, fiel a su estilo, recordó la victoria contra River, que cortó una racha de 15 años sin victorias en Núñez: “Ese partido lo voy a recordar toda mi vida. Nos hicieron jugar adentro del área grande, merodearon pero en situaciones de partido salimos cinco a cinco, contando los dos penales para ellos. Y listo. Le ganamos al Muñeco, a Napoleón, al 9/12, a toda la fiesta… Terminó el partido y nos apagaron las luces. Un asco infernal tenían”.