El 24 de abril de 2013, Sebastián Torrico llegó a San Lorenzo en reemplazo de Pablo Migliore, quien fue detenido tras el 0-1 ante Newell’s en el Nuevo Gasómetro por supuesto encubrimiento a un barrabrava de Boca. Firmó un contrato de solo dos meses, pero terminó convirtiéndose en el arquero más determinante de la historia del club.
El principio de este amor entre el Cóndor y los hinchas se inició hace exactamente siete años, el 15 de mayo del 2013. Esa noche, en la cancha de Platense, el Ciclón sufrió demasiado: empató 0-0 ante Deportivo Morón en tiempo reglamentario y la definición se estiró hasta los penales. Ahí, claro, apareció el mendocino, que tapó los remates a Vila y Messera y fue clave en el 3-2 para pasar de ronda en la Copa Argentina.
El Cóndor, de perfil bajo, rehuyó el protagonismo: “Los penales son un poco de suerte, un poco de confianza también. Contento porque se dio el pasaje, por ahí son rachas. Fue un partido bravo. Morón dio todo lo que tenía para complicarnos y terminó siendo un partido muy trabado”. Mientras hablaba para la TV, bajó de la parcialidad azulgrana el primer “Torriiico, Torriiico”. Un cantito que hoy se hizo habitual en el Nuevo Gasómetro.
El resto es historia repetida. La atajada a Allione que le dio el Inicial 2013, su protagonismo en la Copa Libertadores 2014 y las atajadas increíbles que fue dejando a lo largo de este tiempo. Con 40 años a cuestas y con la continuidad asegurada en San Lorenzo, al menos hasta junio del 2021, Sebastián Torrico continuará escribiendo páginas con la azulgrana puesta.