Pasó la goleada a Aldosivi, el festejo por la clasificación a la Copa Sudamericana del próximo año y el reconocimiento a dos próceres como Sebastián Torrico y Néstor Ortigoza, que dejaron el fútbol profesional y quedarán inmortalizados en el corazón de los hinchas. Pero con el objetivo cumplido, el 2022 para San Lorenzo todavía no se terminó.
Luego del 3-0 en el Nuevo Gasómetro, por la última fecha de la Liga Profesional, el plantel quedó licenciado hasta el lunes 31 de octubre, día en que los futbolistas volverán a juntarse por la mañana en la Ciudad Deportiva. El cuerpo técnico aprovechará un noviembre sin competencia oficial por la fiebre mundialista para seguir afinando detalles colectivos pensando en la próxima temporada.
Lo que está claro es que este parate le viene bien a San Lorenzo en lo físico y, claro, en lo emocional. El equipo viene de disputar siete choques decisivos, a todo o nada, en apenas un mes. Sí, desde Lanús para acá, no paró. Y desde ahí, muchos jugadores jugaron al límite, sufriendo los minutos acumulados y un cansancio que obligó al Gallego a ir cambiando piezas.
Después de las mini vacaciones, los jugadores realizarán las labores en el Bajo Flores y está estipulado que disputen algunos amistosos para que la TV, que reparte una buena parte de dinero a los clubes, complete la grilla hasta que todas las miradas estén metidas de lleno en el Mundial de Qatar. Todavía no hay días ni sedes confirmadas, pero podría jugar en alguna provincia del interior o en Uruguay, tal como lo hizo en la pretemporada de principios de año.
“Cuantos más partidos tengamos en el mes de noviembre mejor. Nos va a permitir tener en enero una pretemporada con una visión mucho más profunda en el plano físico, habiendo construido determinadas secuencias tácticas y técnicas. Tomaremos este tiempo para seguir construyendo de cara al futuro“, había declarado Insúa hace algunos días consultado por lo que hará San Lorenzo una vez que finalice el torneo.